Hay vivencias que no se pueden entender desde fuera. Solo cuando las habitas a diario, cuando te atraviesan el cuerpo, la mente y el corazón, es cuando empieza la verdadera transformación. Esto es lo que ocurre cuando convives con alta sensibilidad.
¿Has oído hablar de la alta sensibilidad? Se estima que alrededor del 15-20% de la población nace con un sistema nervioso más fino, más permeable, más receptivo a los estímulos. Son las llamadas Personas Altamente Sensibles (PAS), un rasgo descrito por la psicóloga estadounidense Elaine Aron en los años 90. Y aunque no se trata de un trastorno ni una etiqueta, sí es un rasgo de la personalidad que requiere ser comprendido y acompañado con especial atención, sobre todo en la infancia.
Yo lo descubrí con mi segundo hijo, Ares.
Ares nació con una intensidad emocional y una sensibilidad tan profunda que, durante años, no supe entender. Cuando era pequeño, todo se vivía en modo extremo: emociones, olores, texturas, ruidos, injusticias… Todo lo atravesaba con una intensidad que a menudo lo desbordaba, y también a nosotros. Recuerdo los días agotadores, los enfados por detalles que para otros pasarían desapercibidos, su dolor ante el sufrimiento animal, su rechazo a ciertos tejidos, ruidos, ambientes o comidas. Por ejemplo, no podía ir a celebraciones en sitios cerrados como un chikipark porque su sistema nervioso no toleraba el nivel de ruido y estimulación. Tampoco podía usar determinadas ropas que le resultaban insoportables en contacto con la piel.
A simple vista, muchos podrían pensar que lo que le mostraba eran caprichos, exageraciones o mal comportamiento. Pero no lo eran. Era su manera auténtica de reaccionar ante un mundo que lo sobreestimulaba constantemente.
Con el tiempo, mucha paciencia, mucho amor y mucha formación, descubrí el rasgo de la alta sensibilidad. Y de repente, todo cobró sentido, incluso para comprenderme a mi misma.
La alta sensibilidad implica, entre otras muchas cosas, una percepción más intensa del entorno, una gran empatía, una fuerte conexión con la naturaleza y una vida emocional muy rica. Según la investigación de Aron, las PAS procesan más profundamente la información sensorial y emocional. Esto les hace ser más reflexivos, creativos, empáticos… pero también más propensos al agotamiento, al estrés y al colapso emocional si no están bien acompañados y que perciben mucha más información del ambiente que la mayoría de personas.
Ahora, con 14 años, Ares ha aprendido muchísimo sobre sí mismo. Ya no le ocurren tantas de esas situaciones porque hemos aprendido juntos a prevenirlas y gestionarlas. Por ejemplo, evitamos los entornos sobrecargados, cuidamos los tejidos que usa, y anticipamos situaciones que podrían desbordarlo. Pero sobre todo, él ha desarrollado herramientas para comprender sus propias emociones y límites. Y nosotros, como familia, hemos transformado nuestra forma de mirar, escuchar y acompañar.
Entender que Ares no “hacía dramas”, sino que necesitaba comprensión y herramientas, lo cambió todo. Pasamos del agotamiento a la conexión. De la frustración al aprendizaje. De la duda al agradecimiento profundo por tener un hijo que ve y siente el mundo de una manera tan auténtica.
Por eso, desde Los 3Senderos, he creado un espacio de talleres semanales pensado para madres, padres y familias que quieren mirar a sus hijos con más claridad y profundidad.
No hablaremos solo de alta sensibilidad, sino de todo lo que implica el acompañamiento familiar respetuoso: gestión emocional, comunicación, necesidades individuales, límites, rutinas, prevención del estrés familiar… Porque cada niño es un mundo, y cada familia también. Pero hay caminos comunes que podemos recorrer juntos.
Si sientes que a veces te desbordan ciertas situaciones, si intuyes que tu hijo o hija necesita algo distinto, si tú misma necesitas herramientas y comprensión… este espacio es para ti. Vamos a compartir experiencias reales, aprendizajes, recursos y, sobre todo, una nueva mirada.
Porque criar con conciencia no es tener todas las respuestas. Es animarse a hacer las preguntas adecuadas, a cambiar la perspectiva y a crecer en el camino.
Te espero en Los 3Senderos. Porque acompañar con amor también se aprende. Y porque comprender la sensibilidad de nuestros hijos es, muchas veces, el primer paso para comprender la nuestra. Si te interesa escríbeme al 640099931.
🎯 En 3 Senderos te esperamos para entrenar, aprender, conectar… y también para disfrutar.
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